Desde la Dirección de Defensa Civil a cargo de Carlos Montero se ponen en conocimiento de los vecinos las siguientes informaciones e instrucciones para tomar precauciones ante el peligro que representa el monóxido de carbono, especialmente en esta época del año.

A esta altura del año, con la temperatura en franco descenso y la consiguiente necesidad de calefaccionar nuestros hogares, es imprescindible tomar conocimiento de las precauciones necesarias para prevenir intoxicaciones debidas a la inhalación de monóxido de carbono. No es un tema menor.

La exposición a concentraciones elevadas de monóxido de carbono puede resultar mortal en períodos de tiempo sumamente breves, lo cual se verifica en cientos de hogares, año tras año, a lo largo y a lo ancho del país.

El monóxido de carbono se origina a partir de la combustión incompleta de elementos como el gas natural, la madera, el carbón o el kerosene. Su propagación dentro de los ambientes que habitamos suele producirse como consecuencia del mal estado de los artefactos utilizados para calefaccionarnos, de su ubicación en lugares inadecuados, o a causa de una incorrecta ventilación de los mismos. El monóxido de carbono es un gas inodoro, incoloro e insípido, que no produce irritación ocular ni tos, por lo que su presencia suele pasar desapercibida. De ahí su altísima peligrosidad.

Pero si bien su presencia no puede ser notada a través de nuestros sentidos, la inhalación de niveles elevados de monóxido de carbono sí produce una serie de síntomas ante los que debemos estar alertas, como la aparición de un fuerte dolor de cabeza, posibles náuseas y vómitos, así como mareos acompañados por una sensación de debilidad y cansancio, proceso que suele culminar en la pérdida del conocimiento.

Por ello, en caso de presentarse esta sintomatología dentro de ambientes cerrados, la persona afectada debe abandonar inmediatamente el lugar y concurrir a un espacio abierto donde pueda respirar aire fresco. Luego, en todos los casos, deberá ser conducida al hospital más cercano, donde se le administrará el tratamiento adecuado para evitar las complicaciones y las posibles secuelas de la intoxicación.

No obstante la peligrosidad de este verdadero asesino silencioso, existen medidas sencillas y accesibles para evitar un accidente en nuestros hogares.

Si no lo hemos hecho ya, antes de desempolvar y volver a encender los artefactos que permanecieron en desuso desde la última temporada invernal debemos efectuar, como primera medida, un control riguroso sobre los mismos a través de un gasista matriculado. Esto vale para todo tipo de estufas, tanto catalíticas como pantallas infrarrojas, así como para las salidas al exterior de los calefones, termotanques y calefactores de tiro balanceado, los cuales tienen que ser revisados al menos una vez al año.

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